Honor, coraje y patria: el villamercedino que voló en uno de los flamantes cazas F-16
Se trata de Sergio Hernán Palacios, un joven piloto de la Fuerza Aérea. Su impecable carrera, su rigurosa formación y su entrega constante, lo sellan como un notable custodio del cielo argentino.
Dimensionar la enorme responsabilidad de un piloto de la Fuerza Aérea, es una tarea infinita. Parafraseando una cita atribuida al ámbito de los paracaidistas (y modificándola para la ocasión), mientras la gente de a pie contempla las magnificencias del hombre en la tierra, los valientes aviadores custodian el país desde los aires y advierten la inmensidad de la creación de Dios, penetrando la profundidad de las nubes, sobrevolando ríos, mares, y superando todos los límites pensados con los icónicos vuelos rasantes.
De alguna u otra manera, los que tienen la chance de volar para la patria, graban con su coraje el orgullo argentino y la gloria de la defensa nacional. Así lleva sus días Sergio Hernán Palacios, un reconocido piloto villamercedino que tuvo el honor de formar parte del hito histórico que trajo a los cazas F-16 al país. Su participación no fue casual. Entrega, esfuerzo, vocación de servicio, pasión, sueños, profesionalismo y tantas otras cualidades, lo coronaron con la posibilidad de recorrer el cielo en la imponente aeronave.
Lo lleva en el alma
La hermana del piloto, Clarisa Soledad Palacios, mantuvo un diálogo con El Diario de la República donde contó detalles sobre la hazaña de Sergio. En todo momento, la acompañó un brillo en su voz que denotaba orgullo y amor por su hermano. Incluso, en varios tramos de la charla, las lágrimas fueron incontenibles; qué bueno que una hermana pueda hablar así de su hermano. Y de alguna manera, esa percepción se traduce en la enorme alegría que significa para la comunidad que un villamercedino esté entre los mejores del aire.
"Nosotros no venimos de familia militar. Siempre nos llamó la atención que desde chiquito dibujaba con una perspectiva que mostraba todo desde arriba. Y hacía una cantidad enorme de aviones", contó para dimensionar una vocación que lleva en lo más profundo de su corazón.
Según detalló, al concluir la escuela primaria le pidió a sus padres la posibilidad de estudiar en Villa Reynolds, en la Escuela Técnica Nº 17 de la V Brigada Aérea. Se preparó con mucho esfuerzo e ingresó. Allí tuvo un desempeño excelente, con notable desarrollo intelectual y técnico. Al concluir sus estudios, tomó rumbo a Córdoba para formarse como piloto en una carrera que no tuvo límites.
En Córdoba se recibió con el grado de alférez y cuando estuvo preparado, concretó su primer vuelo. Con el tiempo hizo traslado a Mendoza, donde llegó a teniente. Más adelante fue a Reconquista, Santa Fe, siempre piloteando diferentes aviones. Luego lo designaron en la V Brigada Aérea, donde estuvo con los A-4. Ya para fines del año pasado, lo llevaron a Río Cuarto, porque empezaba la cuenta regresiva para el arribo de los F-16.
"Se preparó mucho, rindió exámenes. Viajó primero a Dinamarca, después fueron a España y junto con otros aviones que son los que abastecen, fueron a Brasil y desde ahí llegaron a Argentina", explicó Clarisa.
El orgullo familiar
"Es impresionante mi hermano. Primero, lo admiro muchísimo. Pero además, todo lo que hemos vivido como familia, somos muy unidos. Nosotros, en 2012, cuando mi hermano estaba viviendo en Córdoba, mi mamá falleció. Ella iba a empezar quimioterapia en Córdoba y falleció viajando con mi papá en la ruta. Mi hermano tuvo que ir y presenciar esa situación. Se nos hizo bastante difícil a todos. Siento una sensación ante el hecho de que mi mamá no está para vivir todo esto", expresó Clarisa.
No quedan dudas de que su mamá, desde un lugar, mira con emoción los logros de su hijo. La vida eterna es una certeza, especialmente para los pilotos que saben los secretos del cielo. Pero más allá del dolor, el amor familiar los fortaleció y hoy son una sola esencia, su padre y los tres hermanos: Sergio, Clarisa y Osvaldo. Quizá, ese legado de la familia, le ha tallado en su personalidad un ser especial, que lo torna querido no solo puertas adentro de la Fuerza, sino también en la vida civil. En otras palabras, Sergio es una persona intachable.
"Siempre se destacó en todo lo que hizo. Para dar un ejemplo, en Mendoza hubo un encuentro por una serie de reconocimientos. Eran 15 reconocimientos y a mi hermano le dieron 14. No podíamos creer que fuera así. Es muy querible. Siempre le dijimos que al entrar a la Fuerza iba a tener que ser firme, recto, pero sin perder lo que siempre fue: alegre, buena gente. Acá en Mercedes lo quieren un montón", dijo.
Una historia que se sigue escribiendo
Clarisa contó que su hermano, al menos por las informaciones familiares, seguirá en Río Cuarto, con todos estos aviones flamantes. Él se preparó y ahora tendrá que instruir a los que vengan con los mismos sueños: servir a la patria con honor y lealtad.
"Yo realmente, agradezco mucho que reconozcan a mi hermano, como persona, como piloto, como representante de la provincia y el país ante el mundo. Estamos hiper orgullosos, es una emoción muy grande, esa es la verdad", concluyó.
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