Las diabluras de la diosa Espósito

Lali es una diosa. Una deidad morocha y argentina que hace que “No hay héroes” o “Morir de amor” parezcan cantadas por un coro de casi ángeles. Una santa a la que sus devotos le rinden honor con campamentos tempranos en la puerta de sus conciertos y ofrendas de gritos, cantos y pogo adolescente. Lali es, también, un diablo. Un demonio que recorre el escenario con mirada penetrante y labios ardientes. Una Lilith sin Adán, sin Dios ni patrón que hace que “Pendeja” tenga cuernos, cola y arda en llamas imaginarias. 

Si lo peor que le puede pasar a una artista es pasar desapercibida, Espósito puede dormir tranquila, en el caso de que algo de sosiego quede para su vida. Cualquier cosa que haga arriba o abajo del escenario, por dentro o por fuera de su carrera, será observada con distinto calibre por quienes la admiran y por quienes la rechazan.

El miércoles en el Royal Arena de San Luis, la figura de Lali volvió a mostrar ese doble juego que tan bien le sale, aunque ahora con las cartas jugadas definitivamente hacia un lado. El disco que presentó y que tocó de punta a punta se llama “No vayas a atender cuando el demonio llama”, un título con el que la cantante tomó partido. La inclinación rockera que tiene el nuevo álbum -que quedó confirmada en el show en vivo- fue una vinculación a la simpatía por el diablo que el género pregona desde sus inicios. 

Lali salió a escena con “Lokura” y “Sexy” y a partir de allí enumeró una serie de pecados capitales convertidos en canciones que movilizaron a los casi cuatro mil puntanos que llenaron el lugar. “Qué energía”, se sorprendió la cantante en el primero de los intercambios que tuvo con la gente. 

Como el show con el que regresó a San Luis fue la presentación de su nuevo disco, gran parte del concierto giró sobre “Nunca vayas…” aunque el tiempo transcurrido sin que tocara en la provincia la impulsó a hacer un recorrido por muchos de sus éxitos anteriores como “2 son 3”, “N 5”, “Quiénes son?”, “KO”, “Comprame un brishito”, “Incondicional”, “Disciplina” y “Ego”, al que llamó “nuestro himno”.

Una mención especial merece “Soy”, la canción que da nombre a su segundo disco y que abrió una veta impensada en la carrera de la cantante, convertida en una referente del movimiento LGTB+. Como lo hace en todos sus recitales, para el tema Lali invitó a drags y transformistas de la provincia que tuvieron su momento de gloria con la diva: La Pocha show, Francis Legant, Juanmadanza y Agostina Muñoz subieron con sus plumas al escenario, detrás del gran Nico Germanotta, quien ya había bailado con Espósito en Vélez.

La parte final del show volvió a los temas de “No vayas a atender…” y al inicio de la despedida, que la cantante anticipó con la lectura de los carteles llevados por la gente. Entre algunos que les pedían un pico o una selfie, se coló uno que marcaba la presencia de los Jubilados Autoconvocados. 

El factor político de Lali es el punto que más detractores suma en las redes sociales. Alentados por el presidente Javier Milei que no duda en atacarla cada vez que puede, el público libertario considera a la cantante poco menos que una diabólica dispuesta a desafiar a las fuerzas del cielo. La torpeza es tal que el Gobierno de San Luis impidió que el recital del miércoles se realizara en el Ave Fénix como fue anunciado inicialmente. 

La respuesta a la furia libertaria llegó en forma de canción por parte de la ex popstar. “Fanático”, el tema que cerró la lista antes de los bises y que bien puede estar dedicado al más poderoso de sus vituperadores, terminó con todos los miembros de la banda y del ballet con un “Fuck you” que despertó el inmediato cántico de la gente: “El que no salta/votó a Milei”.

Cuidadosa, Lali se encargó de no mencionar al presidente ni de dar pistas sobre lo que parece evidente. Se la nota cómoda en esa ambigüedad que puede ser sexual y de comportamiento, pero nunca política. De ángel o demonio. De santa o bataclana. De diosa o diabla. La respuesta está en “33”, la canción que en el disco comparte con Dillom y que en su letra dice “No podes quedar bien con el diablo y Dios/ por eso prefiero quedar mal con los dos”.